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ILGA NORTEAMÉRICA INSTA A TOMAR POSICIÓN CONTRA LA INJUSTICIA RACIAL EN LOS ESTADOS UNIDOS Y A NIVEL MUNDIAL

ILGA Norteamérica se une a las organizaciones de los Estados Unidos y de toda la región para condenar la injusticia racial y la brutalidad policial, y pide una acción transformadora para sanar a las sociedades de la discriminación, en el país y en todo el mundo.

«Los incidentes ocurridos en los últimos días en los Estados Unidos han mostrado trágicamente al mundo entero cuán profundamente el racismo está consumiendo nuestras sociedades. Nadie debería tolerarlo por más tiempo, ni asumir que se le permite mirar hacia otro lado», dijeron Kimberly Frost y Stephen Seaborn, copresidentes de la rama regional de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex, que representa a docenas de organizaciones LGBTI de todo Estados Unidos, Canadá y el Caribe.

«La violencia que ha estallado en los últimos días en los Estados Unidos es una consecuencia de siglos de racismo institucionalizado», continúan Frost y Seaborn. «Si el mundo entero ha sido moldeado para reflejar y beneficiar sólo a una parte de la población, ¿cómo puede nuestra sociedad ser justa? Con estudios que muestran que un hombre afro americano en los EE.UU. tiene una probabilidad estimada de 1 en 1.000 de ser asesinado por la policía durante su vida – 2,5 veces las probabilidades para un hombre blanco no Latinx – ¿cómo podemos seguir ignorando que las desigualdades han roto nuestras sociedades hasta la médula?».

Esta epidemia de injusticia va mucho más allá de los Estados Unidos. En todo el mundo, hay repetidas pruebas de que la policía pisotea violentamente los derechos de las personas en las comunidades marginadas. El racismo y, en esencia, la hostilidad hacia las minorías están arraigadEs en las sociedades de todo el mundo: el mundo se habría dado cuenta, si sólo nos importara escuchar las voces que siguen siendo empujadas a los márgenes.

Esto es algo que las comunidades LGBTI conocen muy bien: las leyes que criminalizan nuestros amores, limitan nuestras expresiones de género o vigilan nuestros cuerpos son en gran medida un remanente de las reglas coloniales blancas de hace siglos. La discriminación a la que nos enfrentamos por ser quienes somos se cruza con otros aspectos de nuestras identidades, ya sea la raza, el género, el estatus económico, el estatus de inmigración, la religión, la edad y muchos más, a menudo con consecuencias mortales.

Sólo en los últimos días, un hombre afro americano trans fue asesinado por la policía en los Estados Unidos: su nombre era Tony McDade. Un hombre afro americano y gay, Christian Cooper, tuvo que defenderse de una mujer que amenazó con llamar a la policía por él – todo lo que estaba haciendo, de hecho, era observar aves. Cada semana lloramos la muerte de mujeres trans en todo el mundo, un incidente violento tras otro. Crímenes similares siguen ocurriendo con demasiada frecuencia, y a menudo sin la protesta pública que reciben nuestros hermanes cisgéneros y/o heteronormativos.

Al comenzar a celebrar el Mes del Orgullo, debemos recordar de dónde vino el Orgullo: una reacción a la brutalidad policial. Fue un levantamiento, un momento en el que toda una comunidad reunió su fuerza colectiva y se negó a seguir viviendo con miedo.

Siempre ha habido un racismo generalizado también en el movimiento queer: las comunidades y organizaciones LGBTI, como todo el mundo, tienen el deber de educarse, desaprender los patrones racistas y levantar sus voces. Abrazar el antirracismo y comprometerse a acabar con la supremacía blanca, debe ser una parte integral de nuestro camino hacia la igualdad total.

Desde ILGA Norteamérica, hacemos un llamamiento para que se investiguen a fondo los casos de brutalidad policial, instamos a que se adopten medidas de transformación para evitar que se repitan y exigimos una justicia reparadora. Toda nuestra familia global de ILGA seguirá trabajando para elevar las voces de les más marginades de nuestras comunidades.