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LAS LEYES NUNCA DUERMEN: LA CRIMINALIZACIÓN DE LAS PERSONAS LGBT Y DE GÉNERO DIVERSO ES MÁS IMPREVISIBLE DE LO QUE SE PIENSA – Y DEBE DETENERSE

Este artículo apareció por primera vez en una versión editada y en inglés en Openly y fue escrito por Julia Ehrt (Directora Ejecutiva de ILGA Mundo) Read more Read less

En 2021, dos mujeres fueron condenadas a cinco años entre rejas por haber dormido en la misma casa durante la noche. Años antes, dos hombres fueron detenidos porque uno de ellos supuestamente «caminaba como una mujer». Historias como éstas son demasiado comunes en todo el mundo. Pero, ¿cómo es posible?

Hasta la fecha, alrededor de un tercio de los Estados miembros de las Naciones Unidas siguen criminalizando los actos sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo.

En las sociedades en las que las relaciones entre personas del mismo sexo están penalizadas y cualquier desviación de las normas de género puede interpretarse como una prueba de homosexualidad, el aspecto, la forma de vestir y de hablar de una persona puede convertirse en un indicio de probable «actividad delictiva» y ser suficiente para justificar una detención.

Más que cualquier acto sexual «ilícito» -y sin embargo consensual-, la expresión de género no conforme es a veces todo lo que se necesita para estar en problemas.

Durante las últimas semanas, la lucha global por la derogación de las regulaciones criminalizantes ha cobrado un nuevo impulso: primero Antigua y Barbuda, y después San Cristóbal y Nieves, declararon inconstitucionales las leyes que criminalizan los actos sexuales entre personas del mismo sexo. El Primer Ministro de Singapur ha prometido que su país hará lo mismo en breve. Y, sin embargo, a pesar de estas buenas noticias, no podemos ignorar que la persecución de las personas LGBT y de género diverso continúa sin cesar en todo el mundo.

Un informe reciente de ILGA Mundo relevó cientos de casos en las últimas dos décadas en los que agentes estatales sometieron a personas LGBT y de género diverso a multas, detenciones arbitrarias, enjuiciamientos, castigos corporales, encarcelamientos y hasta (posiblemente) la pena de muerte. Los casos documentados son probablemente sólo la punta del iceberg – muchos casos pueden no haber sido nunca denunciados formalmente. También es posible que no existan registros públicos o que se hayan perdido o destruido.

Los datos incompletos y los archivos inaccesibles ayudan a los gobiernos a encogerse de hombros ante cualquier petición de derogación de sus disposiciones criminalizantes. Los Estados han desestimado a menudo estas leyes como «regulaciones inactivas” – pero ahora hay muchas pruebas de que estas leyes nunca duermen realmente.

En los últimos años, los países que en un momento dado podían considerarse relativamente «seguros» o «tranquilos» han experimentado cambios repentinos en la retórica y la aplicación de la ley. La posibilidad de que estas leyes sean aplicadas en cualquier momento significa que las personas LGBT y de género diverso viven perpetuamente bajo amenaza, incluso cuando buscan asilo. El argumento de que estas leyes ‘rara vez se aplican’ no es suficiente para afirmar que un país sea un lugar seguro al que se pueda regresar.

Además, también se utilizan otras disposiciones menos explícitas para atacar a nuestras comunidades. En ocasiones, incluso las medidas necesarias para contener la pandemia de Covid-19 representaron un peligro para las vidas de las personas LGBT. A causa de las leyes que nos criminalizan, las personas de orientaciones sexuales o identidades y expresiones de género diversas han sido detenidas incluso cuando intentaban denunciar un delito del que habían sido víctimas. En muchos casos, hay poca o ninguna prueba de actividades ‘ilícitas’ que respalde estas detenciones. Los reportes muestran cómo los exámenes anales forzados o las confesiones—muchas veces supuestamente extraídas mediante tortura y palizas—se siguen utilizando en busca de “pruebas” de actividad sexual consensual con personas del mismo sexo.

 

El retrato de una mujer se encuentra en un marco redondeado. El texto dice: La posibilidad de que estas leyes sean aplicadas en cualquier momento significa que las personas LGBT y de género diverso viven perpetuamente bajo amenaza, incluso cuando buscan asilo

DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN: El retrato de la Directora Ejecutiva de ILGA Mundo, Julia Ehrt, se encuentra en un marco redondeado.
El texto dice: La posibilidad de que estas leyes sean aplicadas en cualquier momento significa que las personas LGBT y de género diverso
viven perpetuamente bajo amenaza, incluso cuando buscan asilo 

Con una constante espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas por el simple hecho de existiruna gran parte de la población está excluida de participar en la vida pública y de contribuir a la sociedad. Las consecuencias son difíciles de ignorar: la discriminación puede hacer mella en la salud mental de las personas LGBT y en su capacidad para asegurarse una vivienda, una educación o incluso para acceder al mercado laboral formal. La exclusión también tiene un efecto en la economía: un estudio de 2016 estimó que el coste de las leyes y normas sociales homófobas frena el PIB mundial en más de cien mil millones de dólares al año.

Hoy en día, los llamamientos para derogar las leyes criminalizantes son cada vez más fuertes. Como señaló el Experto Independiente en Orientación Sexual e Identidad de Género de las Naciones Unidas, «No hay ninguna razón por la que no debamos exigir vivir en un mundo libre de la lacra de la criminalización de la diversidad en la orientación sexual o identidad de género para 2030». Los Estados tienen el deber de no dejar a nadie atrás. Pero es necesario que más voces se unan a ese llamamiento: la sociedad civil en general, las instituciones multilaterales, las iglesias y les líderes religioses, el sector privado y muchos más actores pueden desempeñar su propio papel en la lucha por la igualdad.

Las leyes criminalizantes siguen obstaculizando la subsistencia de millones de personas. Permitir que todes participen en la sociedad, cada une a su medida, es una responsabilidad de todes nosotres.