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DÍA DE LA VISIBILIDAD BISEXUAL: CONOCE A LUZ ELENA ARANDA Y RĀWĀ KARETAI WOOD-BODLEY

El Día de la Visibilidad Bisexual, también conocido como el Día Internacional de la Bisexualidad, se celebra el 23 de septiembre desde hace más de 20 años, para sensibilizar sobre las realidad vividas de las personas bisexuales en todo el mundo, desafiando la invisibilidad y el llamado ‘borrado bisexual’.

El día también marca la clausura de la Semana de Conciencia Bisexual (BiWeek) anual, y en esta ocasión nos sentamos -aunque virtualmente- con la Co-Secretaria General de ILGA Mundo Luz Elena Aranda y con el Presidente de nuestro Comité Bisexual Rāwā Karetai Wood-Bodley.

Juntes, nos hablaron de sus trayectorias personales como activistas, de la situación de los derechos humanos de la comunidad bisexual a nivel mundial, y de cómo podemos trazar colectivamente el camino a seguir. «Somos invisibles, y tenemos que ayudar a cambiar esta trayectoria juntes».

Los colores de la imagen reproducen la bandera del Orgullo bisexual y presenta el retrato de dos personas. En la imagen se lee

Los colores de la imagen reproducen la bandera del Orgullo bisexual y presenta el retrato de dos personas.
En la imagen se lee «ILGA encuentra… Rawa Karetai Wood-Bodley, Presidente del Comité Bisexual
y Luz Elena Aranda, Cosecretaria General»

 

¿Podéis hablarnos de vuestras historias? ¿Cómo os convertisteis en activistas para los derechos humanos de las personas bisexuales y de la comunidad LGBTI en general? ¿Hubo algún momento concreto que os hiciera decidir que queríais implicaros en primera persona?

Luz Elena Aranda: Comencé mi camino como activista en el escenario, con un monólogo de una joven que se hacía la prueba de VIH y tenía que esperar 15 días para saber los resultados. La obra de teatro reflejaba lo que le sucedía en estos 15 días. El VIH me abrió la puerta al trabajo de la sociedad civil organizada y al trabajo por los derechos de les jóvenes lesbianas y gays. Les jóvenes bisexuales no se mencionaban.

El feminismo fue un parteaguas para mí, los lentes que nunca me quitaría, mi nueva forma de vida. Gracias al feminismo y a las organizaciones feministas entendí lo que significaba ser mujer en un sistema injusto y opresor, un sistema que nos enseña cómo actuar, cómo pensar, qué desear y a quién amar.

El trabajar con compañeras lesbianas hacía que la gente pensara que yo era lesbiana, el tener una pareja hombre hacía que la gente pensara que yo era heterosexual. Hasta que llegó el momento en el que esas etiquetas me empezaron incomodar. No, no era lesbiana, pero tampoco era heterosexual. La puerta de la bisexualidad se abrió para mí como un carnaval. Y entonces toda mi lucha se volvió personal.

Rāwā Karetai Wood-Bodley: Me identifico como una persona con identidades múltiples e interseccionales. En primer lugar, como persona indígena de Aotearoa me te Waipounamu, la Isla del Sur de Nueva Zelanda, y como persona del gran Océano Pacífico. También soy una persona con discapacidad, y mi orientación sexual es «androfílica», o sea, la atracción de la masculinidad independientemente del género (para abreviar, uso «queer» y «bisexual»). Me encuentro en esta tierra como si hubiera sido criado con el espíritu de servicio incrustado en las fibras mismas de mi ser.

Culturalmente, los pueblos indígenas de Nueva Zelanda y el Pacífico inculcan los valores de «Manakitanga» o el espíritu de reciprocidad, bondad y cuidado de les demás. Todo lo que he hecho en mi incidencia surge del espíritu de ayudar a la comunidad y a las comunidades en las que me encuentro.

En la universidad, por ejemplo, me encontré muy involucrado en la política estudiantil. Tras salir de la universidad y permitirme por fin explorar mi sexualidad, me encontré comprometido con la comunidad LGBTI+ y liderando la campaña por el matrimonio igualitario en Nueva Zelanda después de trabajar en el Parlamento para el Partido Verde.

Desde entonces, me he asegurado de que la política LGBTI+ y la incidencia para los derechos humanos en la medida de lo posible estén en el centro de todo lo que hago. Incluso ahora, que trabajo principalmente en el sector de la discapacidad, la equidad y los derechos humanos son esenciales para mí. Especialmente el apoyo a los maoríes, a las personas del Pacífico, a las personas con discapacitades, a las minorías culturales migrantes y a las personas del arco iris (LGBTI+) sigue impulsándome en todo lo que hago, ya que me identifico con la experiencia vivida por todos estos grupos.

“La puerta de la bisexualidad se abrió para mí como un carnaval.
Y entonces toda mi lucha se volvió personal”
– Luz Elena Aranda

 

Como presidente de nuestro Comité Bisexual y Cosecretaria General de ILGA Mundo, respectivamente, tenéis un punto de vista particular sobre la situación de la comunidad bisexual global. ¿Existen luchas y reivindicaciones de derechos humanos que sean comunes a todas las personas bisexuales del mundo con base de su orientación sexual? y ¿existen especificidades locales e interseccionales en estas luchas?

Rāwā Karetai Wood-Bodley: Creo que sigue siendo muy evidente que la comunidad bisexual y otras orientaciones sexuales relacionadas con el término «bisexualidad» siguen siendo objeto de discriminación y borrado. La gente, tanto del colectivo LGBTI+ como de la sociedad en general, sigue viendo la bisexualidad como una fase, como algo promiscuo, (y piensan) que no se puede confiar en una persona bisexual en una relación, o que las personas bisexuales están confundidas sobre quién les atrae.

En muchos sentidos, el movimiento bisexual global ha sido dejado atrás políticamente durante generaciones. El movimiento ha sido excluido de las entidades de toma de decisiones o de las llamadas organizaciones paraguas LGBTI+ que representan cada letra de las siglas.

Como muchas otras minorías dentro de nuestra comunidad arcoiris, las voces de las personas bisexuales, indígenas y con discapacidad no se escuchan con tanta fuerza, no reciben una buena financiación y no son bien atendidas por la comunidad arcoiris más amplia o por la sociedad en general. Sin embargo, la comunidad bisexual ha luchado por tener un mandato y un manifiesto claros que ayuden a definir los problemas y las cuestiones de la comunidad bisexual o una vía y una orientación clara para ayudar a resolver esas cuestiones.

La vida puede ser muy aislante, solitaria y en gran medida ignorada. Por ejemplo, sabemos que las personas bisexuales suelen ganar menos que la mayoría de las personas gays y lesbianas, lo que repercute socioeconómicamente en nuestra capacidad para conseguir comida y vivienda. También sabemos que las personas bisexuales tienden a tener peores resultados en materia de salud, un acceso más inadecuado a una vivienda segura, y mayores índices de rechazo por parte de la familia y la sociedad en general. Las personas bisexuales son más discriminadas en el lugar de trabajo y tienen más probabilidades de ser víctimas de agresiones. Todo esto perjudica nuestras conexiones con les demás: la amistad, la intimidad y las conexiones familiares. Nuestra salud mental y las posibilidades de suicidio también aparecen en las estadísticas como resultados adversos en comparación con nuestros homólogos gays y lesbianas. Si añadimos cualquier forma de interseccionalidad, las consecuencias son aún peores.

La comunidad LGBTI+ y la sociedad tienen que ayudar a empoderar, financiar y apoyar a la comunidad bisexual para que levantamos nuestras voces y hacemos campaña por cuestiones de equidad para toda la comunidad, y permitir que se hagan realidad las oportunidades de justicia de las voces de las minorías arcoiris.

 

«Somos invisibles, y necesitamos
ayudar a cambiar esta trayectoria juntes.»
– Rāwā Karetai Wood-Bodley

Luz Elena Aranda: Uno de los problemas más complejos que viven las personas bisexuales en el mundo es la invisibilidad: nadie nos ve ni nos nombra y entonces no existimos. (La bisexualidad) no está en el imaginario. Si tú ves a una mujer caminando de la mano con un hombre, asumes que ambos son heterosexuales; si ves a dos hombres caminando de la mano, asumes que son gays; y si ves a dos mujeres caminando de la mano, asumes que son lesbianas. La bisexualidad no se percibe como una posibilidad distinta porque “no se nota”. La única manera de comprobar a simple vista que una persona es bisexual es si pudieras verla besando a un hombre o besando a una mujer, y ahí empiezan todos los prejuicios.

Creo que la bifobia es una actitud global: viene por parte de personas heterosexuales, mujeres lesbianas y hombres gays, pero también de une misme. Ser bisexual significa un constante salir del closet, justificar la pareja o las parejas que une decide tener, explicar por qué une no es lo suficientemente heterosexual pero tampoco es lo suficientemente homosexual.

Si bien hay países, sobre todo en el norte global, en los que se percibe un movimiento bisexual mucho más fuerte y visible, hay muchos otros, sobre todo en el sur global, en los que el movimiento bisexual es incipiente en comparación con el movimiento lésbico, gay o incluso trans.

Y por supuesto que la violencia y la discriminación la viven de manera más fuerte las comunidades más vulnerables – las mujeres, las personas de zonas rurales, las personas indígenas o con alguna discapacidad: esto sucede en todo el mundo. El mundo sigue siendo de los hombres blancos heterosexuales cisgénero.

 

“Habrá un punto de inflexión cuando la sociedad
apoyará activamente a la comunidad bisexual
durante todo el año”
– Rāwā Karetai Wood-Bodley

 

¿Qué puntos de inflexión identificaríais en la concienciación sobre la situación de los derechos humanos de las personas bisexuales a nivel mundial?

Rāwā Karetai Wood-Bodley: Todos los años, estas semanas van y vienen con la fanfarria de cambiar nuestros logotipos en las redes sociales, etc., sólo para volver a cambiarlos a la marca habitual al final de la semana, o para ignorar los derechos humanos bisexuales a nivel mundial durante el resto del año. Habrá un punto de inflexión para crear conciencia realmente sobre los derechos humanos de las personas bisexuales a nivel mundial cuando la sociedad apoyará activamente a la comunidad bisexual durante todo el año.

Una vez que nosotres, la comunidad bisexual, nos pongamos de acuerdo sobre un manifiesto y un camino a seguir con el apoyo de la financiación y el acceso al tiempo y los recursos, y trabajemos juntes en colaboración como una comunidad global, ayudaremos a cambiar la marea de la realización de los derechos humanos bisexuales a nivel mundial. Lamentablemente, sin embargo, todavía estamos en las primeras etapas de la realización de este sueño y aspiración.

 

Los estereotipos nocivos están tan extendidos que incluso las campañas de concienciación pública intentan a menudo desmontarlos definiendo a las personas bisexuales en función de lo que no son («No estamos confundidos», «No somos codiciosos»…). Sin embargo, la cultura popular ha abierto poco a poco espacios para que los modelos de conducta salgan a la luz: ¿creéis que esto está contribuyendo a cambiar la narrativa en torno a la bisexualidad?

Luz Elena Aranda: Las cosas han cambiado, sí, pero el cambio se ha dado muy lentamente. Las narrativas alrededor de la bisexualidad siguen reforzando los estereotipos (estar confundide, no ser confiable, ser promiscuo o promiscua, etc.)

La serie The L Word – sobre la vida y obra de distintas mujeres lesbianas – es un claro ejemplo de esto. Uno de los dos personajes bisexuales, Jenny, al final de la serie se suicida. La nueva serie The L Word: Generation Q que salió al aire hace un par de años intenta incorporar otras identidades que no había tocado en la primera, personas trans o no binarias, por ejemplo. Pero en estos 15 años que pasaron entre una producción y otra no pensaron que sería importante traer un personaje bisexual. INVISIBILIDAD.

Las organizaciones e instituciones que luchan por los derechos humanos de las personas LGBTI no sienten la necesidad de impulsar acciones específicas para las personas bisexuales: se piensa que, si eres una persona bisexual, dependiendo de la pareja que tienes, ya estás incluida en otras agendas. Las parejas que tenemos no nos definen, ni a las personas bisexuales ni a ninguna persona.

 

Rāwā Karetai Wood-Bodley:  Con el auge de Internet, les influenciadores, las celebridades y la transmisión en línea de la televisión, estamos siendo testigues de un cambio de cultura y de la comprensión de que las personas bisexuales existen, que vivimos junto a todes les demás en la sociedad, que somos un grupo tan diverso como cualquier otro. Ver estas narrativas y vidas de personas que viven y navegan en la cultura está ayudando a mejorar las posibilidades de las personas de navegar en la sociedad de forma segura, pero todavía tenemos mucho más que hacer. Es hora de que nos unamos por un futuro mejor.

 

«Las cosas han cambiado, sí, pero el cambio se ha dado muy lentamente.
Las narrativas alrededor de la bisexualidad siguen reforzando los estereotipos»
– Luz Elena Aranda

Si pudieráis compartir algunos consejos para les aliades de la población bisexual, tanto dentro como fuera de la comunidad LGBTI, ¿cuáles serían? ¿Cómo se ve realmente la inclusión bi?

Rāwā Karetai Wood-Bodley:  Nuestros aliades nos pasan por alto, somos invisibles, y tenemos que ayudar a cambiar esta trayectoria juntes.

Cuando no se invita a las personas bisexuales a unirse a las conversaciones y a participar en la colaboración y coproducción de soluciones, estamos perdiendo una oportunidad de mejorar sus vidas. Esta afirmación es válida para cualquier grupo minoritario – personas con discapacidad, trans, bi, intersex, afrodescendientes, indígenas y grupos culturales minoritarios. Es hora de que empecemos a incluir e invitar a estos grupos minoritarios a nuestros espacios y a trabajar en verdadera colaboración.

Luz Elena Aranda: Mi único consejo sería: No te imagines qué significa ser bisexual, cómo tenemos sexo y con quién, con cuánta frecuencia… Las personas bisexuales estamos en todos lados, acércate y pregunta, verás que no somos tan distintas.